Fracasos en nuevas naves espaciales
( Publicado en Revista Creces, Agosto 2002 )

El futuro de los viajes espaciales tripulados depende de lograr avances tecnológicos que permitan reducir los costos de la construcción de las naves espaciales, lo que hasta ahora no se ha conseguido.

Vencer la gravedad para alcanzar el espacio, seguirá siendo muy caro. Cada vuelo del transbordador, con su tripulación y cargo, cuesta sobre los 500 millones de dólares. Hasta ahora han fracasado los esfuerzos de la NASA, como también los de las empresas privadas, destinados a diseñar vehículos de menor costo.

Dos naves espaciales, construidas con nuevos y originales diseños, se encuentran ahora abandonadas en el Desierto Monjave en California. Una de ellas es el prototipo X-33, concebido por NASA y la empresa Lockheed Martin, que pretendía bajar los costos mediante un cohete más liviano y de una sola etapa (el actual transbordador es un vehículo de dos etapas, las que se desprenden durante el ascenso). Después de cinco años de trabajo, y habiendo invertido 1.200 millones de dólares, NASA y su socio privado han tenido que reconocer su fracaso. Han dejado la nave a medio construir, guardada en un gran edificio de la Base Edwards de la Fuerza Aérea.

A 30 kilómetros de distancia, en el Aeropuerto Monjave, descansa abandonado otro proyecto, el "Roton", un vehículo de la altura de un edificio de seis metros, construido por la firma Rotary Rocket Company. Como habíamos informado anteriormente (Un cohete revolucionario), se trataba de un diseño revolucionario, de forma cónica que, con un motor giratorio, podía reducir drásticamente los costos de los nuevos viajes espaciales, ya que la nave se había diseñado para reutilizarse completamente. Se trataba de una combinación de un cohete de una sola etapa, provisto de aspas de helicóptero, que teóricamente le permitirían a su vuelta, un aterrizaje suave. Se llegó a probar sus motores, logrando que la nave se elevara hasta una altura de tres metros. Pero a pesar de ello, parece que el modelo no convenció a nadie, dado que la empresa terminó y abandonó el proyecto.

Pero NASA no ceja en sus esfuerzos por bajar costos de los viajes espaciales, ya que ello es vital para terminar y mantener la Estación Internacional Espacial. Por eso es que está empeñada en otro nuevo diseño, para reemplazar el transbordador (Space Launch Iniciative. SLI). Es así como espera tener listo el diseño y el desarrollo de la tecnología adecuada, para el año 2006. Para ello ha calculado un presupuesto de 6 mil millones de dólares, sin considerar la construcción de la nave, que demoraría otros seis años más.

Después de la experiencia del X-33, NASA ha abandonado la idea de construir un vehículo de una sola etapa. En el nuevo modelo espera reemplazar el combustible sólido por combustible líquido, lo que ofrece muchas ventajas. Muchas de las propuestas que ha recibido hasta ahora, contemplan un vehículo de tres etapas en lugar de dos, pero en que las dos etapas que se desprenderán, podrían reutilizarse (Scientific American, Abril 2002, Pág. 10).


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